El Gobierno de Estados Unidos puso en marcha un endurecimiento de los controles fronterizos que ampliaría la recolección de datos biométricos de todos los extranjeros que entren o salgan del país. La medida, adoptada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), incluiría la toma de fotografías, huellas dactilares y el uso de reconocimiento facial en aeropuertos, pasos terrestres y puertos marítimos, según reportes de medios como EFE y Noticias Univision. La nueva normativa eliminaría exenciones (excepciones...) que estaban vigentes para ciertos grupos, como menores de 14 años, adultos mayores de 79 y algunos tipos de visitantes, entre ellos diplomáticos y la mayoría de ciudadanos canadienses. A partir de ahora, el control se aplicaría 'a toda persona que no tenga ciudadanía estadounidense, incluidos residentes permanentes, trabajadores temporales y menores de edad, sin distinción por modalidad de ingreso o salida'.
De acuerdo con el DHS, la ampliación de estos controles pretendería 'fortalecer' la seguridad nacional y 'agilizar' los procesos de verificación de identidad. Las autoridades señalan que el uso de tecnología biométrica llevaría a 'combatir' el terrorismo, 'prevenir' el fraude documental, 'detectar' estancias prolongadas y 'verificar de forma más precisa' que los viajeros abandonen el país 'cuando corresponde'. La norma también amplía la recolección biométrica a escenarios que antes estaban limitados a pruebas piloto, como la salida por mar, los vuelos privados, el ingreso y salida de vehículos y el tránsito de peatones por pasos fronterizos. Funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) explicaron que la comparación facial ofrecería 'mayor consistencia y precisión' que la revisión manual de pasaportes, un método utilizado históricamente.
A pesar de esto, la decisión ha generado preocupación entre organizaciones de derechos civiles, que alertan sobre posibles 'riesgos para la privacidad y la protección de la identidad de los viajeros'. Las críticas se centran en el tiempo de conservación de los datos, su posible uso futuro y las consecuencias de eventuales errores en los sistemas de identificación. Según el DHS, las fotos de ciudadanos estadounidenses se eliminarían en un plazo de 12 horas, mientras que las de no ciudadanos podrían conservarse 'hasta por 75 años'. En paralelo, el gobierno estadounidense impulsa otras medidas de control, como una propuesta para exigir a viajeros de 42 países que soliciten la autorización ESTA (Sistema Electrónico de Autorización de Viajes, de carácter obligatorio) entregar su historial de redes sociales de los últimos cinco años. En conjunto, estas disposiciones irían en línea con un giro en la política migratoria y de seguridad de Estados Unidos. El reporte está en desarrollo.
Vía: Infobae • EFE • Noticias Univisión


